Los 1, 2 y 3 de noviembre habrá un retiro de meditación (sesshin) en el Mas Curtius en Lluçá, dirigido por Gérard Chinrei Pilet, discípulo del Maestro Taisen Deshimaru.
Sesshin significa «tocar el Espíritu», es decir, llevar la mirada al interior de uno mismo, a través del silencio, de la respiración tranquila, tanto en los momentos de meditación como durante el Samu y, al mismo tiempo, ir más allá de uno mismo para armonizarse con los demás y con el universo.
Recepción y alojamiento: viernes 1 a partir de las 8.30 am. Salida el domingo 3 después de la comida.
Comida: Vegetariana.
Ubicación: Mas Curtius en Lluçanés (Osona). Para saber cómo llegar, consultar: «web casa«.
Precio: 140 euros (110 euros socios y en paro).
Para inscribirse o solicitar más información contactar aquí.
Hay que llevar:
- Ropa amplia y cómoda para la meditación, preferentemente negra u oscura.
- Cojín (Zafú) para meditar (tenemos disponible si no tienes).
- Bol, cubierto y servilletas para la comida tradicional (tenemos disponibles si no puedes llevar).
- Sábanas y funda de almohada o saco de dormir.
Gérard Chinrei Pilet
Encontró por primera vez al maestro Taisen Deshimaru el 1969 durante una conferencia impartida por este en la ciudad de Cherburgo. Al final de sus estudios de filosofía se trasladó a París para seguir las enseñanzas de su maestro, que lo ordenó monje el 1978. Anteriormente, en 1975, había sido ordenado bodhisattva.
Desde la muerte del maestro Deshimaru, en 1982, imparte clases de dharma en el dojo de París y dirige sesiones prácticas en Francia y Europa.
El 2009 recibe la transmisión del Dharma del maestro Yuko Okamoto Roshi.
Fue miembro del Consejo de Administración de la Unión Buddhiste de Francia durante unos quince años.
Ni esto ni lo contrario
Enseñanza de Gérard Chinrei Pilet en enero de 2015
Los sutras y los escritos budistas abundan en formulaciones contradictorias como «ni saber ni no-saber», «ni nacido ni no-nacido», «ni finito ni no-finito», etc. Estas formulaciones, al principio desconcertantes, lejos de ser una originalidad del lenguaje o del juego intelectual, nos invitan a ir más allá del pensamiento discursivo y sus limitaciones. De hecho, el pensamiento discursivo se elabora siempre a partir de la realidad opuesta a la que se está describiendo. Así, por ejemplo, no se puede pensar en lo «bueno» sin referirse a lo «malo», lo «oscuro» sin referirse a lo «claro», lo «bello» sin referirse a lo «feo», lo «finito» sin referirse refiere a lo «no-finito», etc. Si sólo existiera la oscuridad no podríamos nombrarla ni concebirla porque no tendríamos la experiencia de ningún contrario a partir del cual pensar sus características.
Esto se aplica a todas las afirmaciones, ya sean prácticas o teóricas. Cada afirmación nacida del pensamiento discursivo es dualista porque el pensamiento discursivo es dualista por naturaleza. Por eso no es capaz de aprehender la realidad suprema ya que ésta, que todo lo incluye, no admite ningún contrario a partir del cual ser pensada. Ante esto, las dos opciones disponibles para aquellos que todavía quieren confiar en el lenguaje para sugerir lo inefable e impensable, son el uso de metáforas y/o apelar a aporías por la negación simultánea de una cosa y su contraria, como «ni nacidos ni no-nacidos «,»ni finitos ni no-finitos», etc.
Se invita al practicante a implementar este «más allá del pensamiento dualista» en la forma de aprehender los acontecimientos que se le presentan. En lugar de apresurarse a etiquetarlos como «buenos» o «malos», se les invita a considerar los acontecimientos en principio difíciles que pueden surgir en su vida, como una oportunidad para crecer espiritualmente. El pavo real es tradicionalmente un símbolo de esta manera de ver, ya que se alimenta y crece comiendo bayas dañinas para otras especies.