Daisaku Ikeda. Ediciones Civilización Global, Madrid 2018
Me gustaría ofrecer perspectivas para resolver los problemas globales con un enfoque orientado a los derechos humanos. Creo que este criterio, en la medida en que pone en el centro la vida y la dignidad de cada individuo, propicia la necesaria fusión entre la ética y la implementación de políticas, indispensables para hallar respuestas efectivas.
La educación en materia de derechos humanos es vital a la hora de superar las divisiones sociales. La educación en derechos humanos pone sobre el tapete las predisposiciones inconscientes que fomentan la discriminación y, de esa manera, ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la conducta cotidiana.
Los jóvenes tienen una aptitud especial para compartir con sus pares todo lo que aprenden sobre los derechos humanos; por eso, son una poderosa fuerza para ampliar el circulo de personas comprometidas con la superación de los prejuicios y la discriminación, dispuestas a cambiar la corriente global desde la división y el conflicto hacia la convivència.
Los lazos que construyen una cultura de los derechos humanos se tejen entrelazando experiencias de alegría compartida con los semejantes. Creo que la fuente para crear una sociedad de convivencia mutuamente enriquecedora se encuentra en una forma de vida que nos permita alegrarnos de corazón cada vez que vemos al otro irradiar dignidad y expresar su màximo potencial.
Estoy firmemente convencido de que la solidaridad entre personas comunes será la fuerza motriz para construir una sociedad global donde todas podamos vivir en paz y con dignidad.
Daisaku Ikeda
Presidente de la Soka Gakkai Internacional (SGI)