El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado una medida de gobierno para regular y establecer con criterios técnicos, dando respuesta de forma justa y ecuánime, las demandas de celebración de actividades puntuales por parte de entidades religiosas en equipamientos municipales y en la vía pública.
De este modo, se quiere garantizar el pleno ejercicio del derecho fundamental a la libertad religiosa y de conciencia que incluye la posibilidad de realizar actividades en la vía pública. Además, también se quiere avanzar en la normalización de la presencia de la diversidad religiosa en la ciudad, haciéndola compatible con la neutralidad de los poderes públicos y favoreciendo la convivencia y cohesión social.
La diversidad cultural y religiosa es una evidencia en Barcelona. El año 2015 se contabilizaron en la ciudad 513 centros de culto pertenecientes a 21 tradiciones religiosas diferentes.
En los últimos años la demanda de peticiones para poder celebrar determinadas festividades fuera de los propios centros de culto habituales ha crecido y la carencia de criterios únicos ha comportado -en ocasiones- que se hayan producido tratos desiguales entre entidades, ya fuera por la denegación o en la aplicación de tasas. Ahora con este instrumento se quiere proporcionar herramientas tanto a trabajadores municipales que gestionan las peticiones como a las entidades que piden organizar actividades en el espacio público.
Con esta medida, impulsada por la Cuarta Tenencia de Derechos de Ciudadanía, Participación y Transparencia, el Ayuntamiento de Barcelona se compromete a garantizar el derecho de todas las personas a vivir según sus creencias, y a ofrecer las condiciones idóneas para que este derecho se pueda ejercer reconociendo la diversidad religiosa y las diferentes opciones de conciencia, siempre que estas no atenten contra los derechos fundamentales que recogen los diferentes tratados locales e internacionales.
Esta es una buena noticia porque pone fin a la incertidumbre que se producía a la hora de solicitar permisos de utilización de equipamientos municipales o espacios públicos para realizar con normalidad nuestras actividades. La falta de reglamentación dejaba la decisión al azar de las opiniones personales de los directivos o responsables de cada uno de ellos.
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