Las historias narradas mediante imágenes en una pantalla ejercen un gran impacto y fascinación. La técnica cinematográfica está muy madura y permite narrar historias reales o imaginarias sin límite. Si antes del año 2000 la producción cinematográfica de temática abiertamente budista era escasísima ahora hay muchísimas obras disponibles, muchas de ellas de calidad, y no pocas realizadas incluso por maestros budistas de reconocido prestigio en el propio ámbito budista.
La CCEB, no podía ignorar el extraordinario poder del cinema. El lenguaje cinematográfico llega directamente al corazón sin pasar por muchos filtros. Después de 10 Jornadas de Budismo en las que hemos tratado muchos temas internos de nuestra práctica budista, en la de este año nos metemos en la sala oscura y alumbramos una historia inspiradora y sugerente que favorece el diálogo y el intercambio de ideas, preparando el coloquio y la reflexión posteriores.
Hemos escuchado muchas enseñanzas de nuestros maestros pero eso es solo un parte del trabajo que se espera de nosotros. Después hay que reflexionar sobre lo visto o escuchado para entenderlo bien y finalmente ponerlo en práctica en nuestra vida diaria. Los formatos que favorecen la reflexión colectiva han sido siempre el objetivo principal de nuestros proyectos, como corresponde a nuestro compromiso de aglutinar a los practicantes budistas de este país y fomentar la conciencia de ser una gran familia budista unida.
Si esta experiencia da el resultado que esperamos estaremos en condiciones de seguir explorando este medio con actividades más completas y complejas. Por favor reservad la fecha en vuestras agendas.
La aportación individual a esta jornada es de 8 euros para el público en general y de 5 euros para los que forman parte de centros miembro de la CCEB o son amigas/os de la misma. El importe se abonará en la propia sala el día de la proyección. Por favor si no es mucha molestia traed el importe exacto para agilizar el acceso a la sala, donde se proyectará una película, al final de la cual se abrirá un diálogo sobre qué es el budismo y como se transmite.
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A continuación una información útil sobre el desarrollo de la cinematografía budista tomada de la wikipedia.
El budismo en el cine occidental como temática explícita tiene una producción relativamente reciente. No obstante se encuentran algunos preliminares en obras clásicas, como «Horizontes Perdidos» de Frank Capra. El cine, y en general la producción audiovisual occidental, ha recogido normalmente al budismo de manera muy soterrada; bien disfrazándolo de cristianismo o bien ignorando su presencia.
La mítica serie de televisión «Kung-Fu», que acabaría derivando en una película de menor éxito, estaba protagonizada por David Carradine y acercó a muchos occidentales a muchas ideas básicas del pensamiento de Oriente. Si bien no ofrece apenas ni una enseñanza budista de manera explícita y de que nunca o quizás casi nunca se nombra a Buda, sí que logró mostrar, incluso a veces de manera magistral, rasgos muy importantes de la visión budista sobre la vida.
Salvo excepciones puntuales, en muchas películas relativamente recientes cuyas historias se sitúan en países netamente budistas, como por ejemplo la francesa «Indochina» de Régis Wargnier (1992), también se comprueba como a menudo se la ausencia de estatuas budistas o de túnicas de monjes rondando por la pantalla es una constante, a pesar de que se hace realmente difícil concebir tal cosa en algunas escenas que se muestran.
Existe una primera eclosión de cine de temática directamente budista en los años 90. En estos años encontramos películas que muestran un budismo en exceso idealizado, y que a menudo se propone como solución mágica para el perdido occidental en su búsqueda espiritual. A la vez, muestra grandes lagunas a la hora de exponer lo básico de la filosofía o bien lo hace de manera enormemente simplista, sin cubrir el agujero que permita al espectador observar cómo se engarza con la vida real.
Una segunda oleada mucho más fresca y realista aparece a partir del año 2000, encabezada brillantemente por «Sabiduría garantizada» de Doris Dörrie. Estas películas se están haciendo eco de un mayor conocimiento del budismo en occidente, y muestran ya algo mucho más inmerso en la vida real. En ellas el budismo se muestra igualmente como una poderosa herramienta para beneficiar al ser humano pero ya sin recurrir a la beatería fácil o esa fe ciega en las fáciles soluciones orientales.
Respecto al cine oriental, este llega a occidente en determinadas dosis. Si bien en Asia la gente anda ahora mayormente preocupada por el progreso material, no obstante podemos certificar que esa misma línea de frescura y realismo occidental que nace a partir del 2000 también está presente en películas como «Primavera, verano…» del coreano Kim Ki-duk o «Samsara» de Pan Nalin. Estas suponen un buen contrapunto a la hora de sondear cómo los directores asiáticos encaran el mismo tema.
El budismo es también una importante influencia en el pensamiento contemporáneo, y así aparece inoculado en una innumerable cantidad de películas que, aunque no son de temática budista, contienen alguna reminiscencia de su filosofía. Tal es el caso por ejemplo de «Matrix», en donde se recogen innumerables influencias religiosas y la budista es una bien importante. Parecido ocurre con «Star Wars», donde su director asume bastantes influencias del budismo y la cultura japonesas a la hora de recrear al maestro Yoda y las luchas de espadas entre caballeros Jedi. «American Beauty» y muchas otras mostraron a partir de los años 90 historias en donde sus directores y guionistas confiesan o muestran maneras de interpretar la vida influidas por las filosofías orientales, y en donde el budismo a menudo ocupa un lugar más que destacado.
(fuente: Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Budismo_en_el_cine)